Antes de que el patriciado desertara de la fiesta en los albores del Novecientos, las tertulias de disfraz celebradas en el Club Uruguay en sus tradicionales ‘martes de Carnaval’ configuraban año a año una de las notas más destacadas de la crónica social montevideana.
Entre las innumerables veladas que así lo confirman, resultan particularmente ilustrativas las escenas vividas en la espléndida ‘soirée’ del 18 de febrero de 1890, ocasión en la que el Salón Imperio del Club había realzado la belleza de sus “magníficos espejos y de su puro estilo francés con dos preciosos acquariums” formados por “blocks de hielo” e iluminados con focos eléctricos de distintos colores.
En cuanto a las figuras femeninas más memorables de aquella noche, la prensa destaca a una Atmósfera encarnada por Anita Zumarán que, envuelta en gasas grises y verde luz, daba la sensación de algo etéreo. Angélica Márquez lució un delicioso traje Ofelia de Shakespeare, en tanto que Magdalena Chiriff fue una delicada Paloma Mensajera recreada con vestido de gasa blanca con gorro y alas de pluma al tono. María Rowley Solsona había enfundado su admirable silueta en un traje de Minerva con corsage y casco de metal confeccionado en Londres y, subiendo las suntuosas escaleras de mármol del Club, se vio a una espléndida Emperatriz Teodora de Bizancio encarnada por Plácida Burzaco de Gorlero. María Eugenia Vaz Ferreira asistió al baile con traje de Fantasía color punzó y Eloísa Valdez Costa deslumbró con su recreación de Desdémona, modelo veneciano del siglo XVI confeccionado en Milán. Por su parte, Chelita Herrera y Quina Árraga se las ingeniaron para lucir ‘encantadoras’, a pesar de sus respectivos disfraces de murciélago y de búho.
Entre tantas bellezas, la máxima atracción de aquella noche fue Chichí Castellanos. Disfrazada de teléfono –revolucionaria novedad de la tecnología de entonces-, causó verdadera sensación, sobre todo en un caballero que, embelesado, la perseguía sin descanso pidiéndole “una comunicación”. Ante tanta insistencia, Julio Herrera y Obes –que diez días más tarde sería electo Presidente de la República- se apersonó al porfiado galán y le contestó secamente: “¡Línea muerta!”, luego de lo cual bailó con Chichí toda la noche.

🎭 Fecha S/I
🎞 Archivo Laura Weigle
Aparece en el libro Memorias de la Bacanal de Milita Alfaro
Ediciones de la Banda Oriental, 2008
👀 Disponible en la colección: http://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/48496