Una María Eugenia letrista

Antes de sumergirse en la soledad y en el dolor del que nacieron algunos de los mejores poemas de nuestra literatura, María Eugenia Vaz Ferreira fue una muchacha alegre e ingeniosa, demasiado independiente como para conformarse con el papel subordinado que la sociedad del Novecientos imponía a sus mujeres.
Siendo una señorita aristocrática, escandalizaba a sus contemporáneos caminando sola por la calle o tomando una copa en el mostrador de un café. Con ese mismo espíritu rebelde y divertido, en 1906 incursionó en carnaval como letrista, escribiendo para la rondalla Los Trasnochadores estos versos que son toda una rareza:

“Pintora de mil hechizos
pinta en la flor ambrosía,
en el ave, melodía
y en el mar, nevados ríos;
pinta bosques y vergeles
de un planteado arrebol,
pinta un mundo, más sin sol
por no quemar sus pinceles.
Bajo tan precioso manto
pasa la diosa Diana,
pasa y derrocha, galana,
perlas de plata en su llanto;
perlas que dicen amores;
perlas que a la luz de Apolo
las hace verter tan solo
para Los Trasnochadores”.

▶ Imágen: Capitulo Oriental, Volumen 12,
«Las poetisas del 900, Delmira y Maria Eugenia» de Mercedes Ramirez de Rossiello, Ediciones de la Banda Oriental, 1986.

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