Aunque parezca imposible, hubo carnavales en los que se vio desfilar a nueve elefantes por 18 de Julio. Es que, a diferencia de lo que ocurre hoy, en las primeras décadas del siglo XX la celebración tenía su expresión culminante en los desfiles que se realizaban en la gran avenida, y en ese contexto, pasaban cosas que hoy resultan inimaginables.
En general, en su afán por asegurar la magnificencia del evento, la Comisión Municipal de Fiestas apelaba a recursos bastante previsibles, como las ‘grandiosas’ iluminaciones, los ‘espléndidos’ adornos y los carros alegóricos que daban brillo a los desfiles temáticos inspirados en escenas del antiguo Egipto o de la Roma de Nerón. Pero hubo años en que la imaginación de los organizadores fue más allá y es así que, en 1924, se resolvió que Lametz personificara a un ‘gran rajhá’, encaramado sobre uno de los elefantes que conformaban su comitiva y que la Comisión, de acuerdo con la solicitud elevada al Concejo Departamental, alquiló al circo Sarrasani que se encontraba por entonces en Montevideo. Prueba irrefutable de las ocurrencias y desmesuras ideadas por el organismo municipal que, al año siguiente, no dudó en sumar atractivos al desfile, engrosando el séquito del Marqués con todos los animales del Zoológico.
Asimismo, guiada por el ansia de realzar el despliegue de los desfiles, la Comisión de Fiestas no tuvo reparo en recurrir una y otra vez a las bandas y fanfarrias de los batallones del ejército que, munidos de caretas y disfraces y con la anuencia de sucesivos Ministros de Guerra, integraron los cortejos carnavalescos de aquellos años, sin que nadie advirtiera el menoscabo que ello suponía para la seriedad de la institución. Es más, terminado el carnaval de 1923, el Mayor Palmar del Regimiento de Artillería No. 4 tuvo que dirigirse a la Comisión en más de una oportunidad para solicitar que se retiraran del cuartel los disfraces que había lucido la tropa y que seguían allí pese al tiempo transcurrido.
Recién en 1926, La Tribuna Popular estimó pertinente denunciar “la presencia vergonzosa en los desfiles de aquel año de varias charangas militares con disfraces que simulaban alitas de mariposa”. Si bien la imagen de Lametz montado en un elefante es una buena síntesis de nuestros ‘locos años 20’, es de lamentar que no contemos con una fotografía que documente esta otra ‘locura’.

🎞 Revista Mundo Uruguayo
Archivo Milita Alfaro
👀 Disponible en la colección http://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/48352