En su edición del 6 de febrero de 1909, el diario El Día incluyó en sus páginas el siguiente anuncio “La Murga Gaditana que…se va. Con este título, seis jóvenes han formado una sociedad para recorrer las calles y los tablados en los días del rey Momo”. Tal era el escueto comunicado que, entre decenas y decenas de noticias similares, daba cuenta del nacimiento de una agrupación llamada a ocupar un sitial privilegiado en los anales del carnaval montevideano. Por entonces, los conjuntos que año a año animaban la fiesta se contaban por cientos y desde fines del siglo XIX, al margen de categorías todavía inexistentes, no faltaban los que se autodefinían vagamente como ‘murgas’, aporreaban bombos y platillos, lucían galeras y levitas gastadas y se despachaban a gusto contra el gobierno de turno. Sin embargo, pese a los riesgos que supone ponerle una fecha precisa –un día de un mes de un año- al nacimiento de una tradición cultural, la memoria colectiva terminó por erigir a aquella Gaditana como la primera murga uruguaya.
En buena medida, el impacto alcanzado por la agrupación en el carnaval de 1909 tiene relación directa con otro hecho que también fuera anunciado en las páginas de El Día aunque en el año anterior, más concretamente el 8 de agosto de 1908. En esa fecha, la cartelera del diario registraba el debut del grupo gaditano Los Pitipitipi que llegó a Montevideo luego de recorrer casi toda América en el marco de una exitosa gira iniciada en 1907. Sin un perfil que los vinculara directamente con el carnaval y encuadrados dentro de la acepción española del término ‘murga’ (compañía de músicos callejeros que tocan mal y desafinan), los gaditanos conformaban una orquesta de cinco músicos cómicos que se sumaron a la cartelera de variedades del ‘género chico’ ofrecidas por el Nuevo Teatro Casino, que un mes antes había cambiado su viejo emplazamiento de Florida y Soriano por la flamante sala ubicada en Andes y Colonia (donde luego funcionaría el Teatro Artigas, hoy desaparecido).

Carnaval 1910 🎭
🎞 Archivo Alberto Magnone
👀 Libreto completo disponible en
http://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/46914
Reeditando el suceso alcanzado en otras capitales americanas, el público montevideano colmó durante más de un mes las instalaciones del teatro para aplaudir el espectáculo de los Piripitipis que Samuel Blixen, director y crítico teatral del diario La Razón, comentó en estos términos: “Además de su correspondiente director, la murga se compone de un clarinete, un saxofón, un bajo y un bombista, representando cada uno de ellos un tipo cómico que se ajusta al instrumento que toca. El repertorio, aunque salado de todas partes, es graciosísimo y el arreglo es sumamente original. Tocan y cantan cuplés de… doble y hasta triple fondo. Más adelante, Blixen agregaba: Se trata de cinco verdaderos artistas que con instrumentos de lata y sólo figurados, consiguen llamar la atención de un modo bien marcado”, y dando cuenta del éxito cosechado por el grupo, terminaba diciendo: “Cada número que desempeñan es un verdadero número de música payasesca, digámoslo así, con un sinfín de visajes y movimientos cómicos, tanto que el espectador no puede menos que aplaudir y reír a carcajadas”.
En una de las funciones ofrecidas por Los Piripitipis, en la platea y en primera fila, había una barra de muchachos comandada por Antonio Garín. Eran empleados de la tienda La Uruguaya ubicada en Soriano y Andes y disfrutaron tanto del espectáculo que esa misma noche resolvieron salir en carnaval a imitarlo. Y así lo hicieron: llegado febrero, entre los 267 conjuntos que animaron los desfiles y visitaron los tablados de 1909, figuró la “sociedad carnavalesca La Murga Gaditana que se va” que deleitó al público con una reproducción exacta de parte del espectáculo de Los Piripitipis.
Privada de la exitosa receta aplicada en su primera aparición, la agrupación volvió a lograr cierto destaque en el carnaval de 1913, declinando luego hasta desaparecer. A partir de entonces, al margen de algún retorno esporádico del título, el legado de la Gaditana en sus múltiples versiones nutrió la memoria de sucesivas generaciones de carnavaleros y carnavaleras, convirtiéndose en una de las leyendas más perdurables de nuestra cultura popular.

México, 8 de julio de 1907
México fue uno de los países que los Piripitipis visitaron en su gira, antes de llegar a Montevideo.
En la imágen figuran 6 integrantes, pero a Montevideo llegaron 5, ya que uno de ellos se casó en México y allí se instaló.
🎞 Archivo Eugenio Mariscal
👀 Disponible en
http://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/47610